5 malas traducciones que cambiaron el mundo
Para cualquier relación, ya sea de pareja, amigos o naciones, la comunicación es clave. Pero cuando se trata de traducciones, la menor diferencia en el sentido de las palabras puede llevar a consecuencias inesperadas. Los resultados a veces pueden ser divertidos y, en otras ocasiones, pueden ser catastróficos. Por eso, aquí tenemos 5 ejemplos de traducciones erradas y lo que vino después.
1) Chocolates sólo para “él”
El Día de San Valentín fue introducido a Japón no como un día dedicado al romance sino como una estrategia comercial. Corría el año 1936 y la responsable en este caso fue la dulcería y chocolatería Morozoff Ltd. Cuando los ejecutivos japoneses de Morozoff Ltd. oyeron sobre las costumbres de San Valentín en otros países, lo implantaron en Japón para aumentar sus ventas de cajas de chocolate.
Sin embargo, por un error de comunicación, los ejecutivos malinterpretaron el mensaje. Para ellos, San Valentín se trataba de un día donde las mujeres les confesaban a los hombres, en vez de ser un intercambio mutuo de regalos. Como resultado, ahora en Japón se acostumbra que las mujeres les regalen chocolate a los hombres el 14 de febrero. A esto le sigue el White Day (“Día Blanco” en inglés) el 14 de marzo donde los hombres les corresponden el gesto a las mujeres.
Definitivamente, ¡un éxito para las chocolaterías!
2) ¿Las pantuflas de piel de ardilla de Cenicienta?
“¡¿Qué?!”, puedo escucharos pensar, “¡Cenicienta usaba zapatos de cristal, no pantuflas de piel de ardilla!”
La versión más contada de “La Cenicienta” hoy en día es la “Cendrillon”, publicada por el autor francés Charles Perrault en 1697. El cuento en sí deriva de otras narraciones populares en la Edad Moderna. En la versión de Perrault, la traducción hace referencia a “pantuflas de cristal” o “pantoufle en verre”.
Sin embargo, lingüistas modernos han estado debatiendo sobre qué tan correcta es esta descripción. Algunos sugieren que Perrault quiso en realidad decir “pantoufle en vair” o “pantuflas (de piel) de ardilla” en vez de cristal. La confusión obviamente derivó de la similitud entre las palabras “verre” y “vair”.
Sea cual fuese el caso, sin ninguna duda piel sería mucho más cómodo para el pie que el cristal.
3) Moisés con cuernos
A pesar de ser Miguel Ángel uno de los mejores escultores de todos los tiempos, tal vez habeis notado algo extraño sobre su Moisés en la imagen. La escultura tiene cuernos en la cabeza.
¿Por qué? ¿Acaso habrá el gran Miguel Ángel cometido un error? La respuesta la encontramos no en el escultor sino en un hombre que vivió mil años antes que él. La “culpa” la tendría San Jerónimo, el santo patrono de los traductores.
San Jerónimo fue el responsable de la primera traducción de la Biblia al latín. En un pasaje en particular “Moisés tenía un rostro del que emanaban rayos de luz” luego de recibir los mandamientos de Dios. En hebreo, las vocales no se escriben y resulta que “luminosidad o resplandor” y “cuernos” comparten la misma raíz “krn”. Entonces, San Jerónimo tradujo (a sabiendas o no, nunca lo sabremos) el pasaje como “su [de Moisés] rostro era cornudo”. En el Renacimiento, los artistas ya sabían del error y reemplazan los cuernos por dos rayos de luz. Pero Miguel Ángel (nuevamente, nunca sabremos el por qué) prefirió mantener la iconografía previa.
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4) “Embarazos” de la Pluma Parker
La Parker Pen Company es conocida en todo el mundo por sus plumas de lujo. Prometen a sus clientes calidad y, tal vez más importante, “una pluma que no goteará en tu bolsillo y te avergonzará”.
O, al menos, era esa la intención: el eslogan de la marca en inglés era “It won’t leak in your pocket and embarrass you”. El problema surgió de que para una campaña de publicidad en México, la traducción quedó como “no goteará en tu bolsillo ni te embarazará”.
Pequeño grave error, ¿no?
5) Bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki
Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, los Aliados estaban presionando a Japón para que se rindiera. El entonces primer ministro japonés, Kantaro Suzuki, tenía la enorme presión de responder. Él sólo se limitó a decir “mokusatsu”.
Esta palabra deriva de la palabra silencio en japonés. Sin embargo, puede significar desde “sin comentarios” a, en este caso, la idea de que no había una respuesta apropiada en ese momento. Ciertamente, el gobierno japonés no había todavía considerado cuál era la posible respuesta a tamaña presión.
Lamentablemente (y terriblemente), los traductores interpretaron “mokusatsu” de otra manera. Los americanos entendieron que los japoneses creían que una rendición era impensable o que “no era digno de respuesta”. Como resultado, sólo 10 días más tarde, más de 129.000 personas morían por dos bombas atómicas. Todo por un “simple” error de interpretación.
La traducción es a veces un negocio complicado que va más allá de un conocimiento de piezas individuales de vocabulario. Hay que ir más allá y entender frases idiomáticas, expresiones locales y conocimientos sobre la cultura que rodea a cada idioma. Cuando dependemos exclusivamente de traducciones, no nos queda otra opción que quedarnos con lo que tenemos. No podemos volver a la fuente del texto original. Aprender un idioma va más allá que sólo saber las palabras. Aprender un idioma permite explorar otras perspectivas del mundo que ignoramos… y nos evitan tener problemas como los que acabamos de ver.
¿Tenéis otros ejemplos de errores de traducción que sacudieron al mundo? ¡Contadnos sus opiniones debajo!