El significado real de ser bilingüe
Alcanzar una competencia completa en un idioma es el objetivo final de cualquier estudiante, pero no la realidad. Un aprendizaje total realmente no existe, al igual que muchas cosas que uno desea. Pero mientras que apuntar a la perfección es algo bueno, también lo es no exigir demasiado de uno mismo. ¡Pero tampoco hay que dejar de ser exigente con uno mismo! Aprender un idioma es algo que lleva toda una vida sin importar cuándo lo has comenzado a estudiar (incluso si es tu lengua materna). Tal vez pienses entonces “si la perfección en un idioma es un mito, ¿qué significa en realidad ser bilingüe?”. Exploremos algunas posibles respuestas:
El ideal
Ser bilingüe es el total conocimiento de dos idiomas, y el objetivo final es haber alcanzado el mismo nivel en ambos. Las personas bilingües deberían sentirse como en casa al usar ambos idiomas al punto que pueden hablar sobre cualquier tema y pasar de una cultura a la otra sin dificultad alguna. Se sienten cómodos usando jergas en ambos y nunca se complican al mezclar palabras pertenecientes a ambos en la misma frase. Al mismo tiempo, no tienen problemas para hacerse entender por nativos de ambos.
La realidad
A pesar de que deberíamos hablar de lo hermoso que es ser bilingüe, no todo es tan así. En realidad, la mayoría de los bilingües, incluso los que se criaron hablando ambos idiomas, consideran a uno de ellos como su lengua materna. Esta lengua es la que se sienten más capaces de usar para comunicarse y su nivel de dominio es mayor que el idioma secundario. Eso no le quita valor a todo lo que saben de la segunda lengua, pero simplemente no pueden evitar diferenciarlas. Tal vez tengas abuelos angloparlantes, pero si tus padres y ambiente social y laboral usaron mayoritariamente el castellano, tu nivel de inglés siempre va a ser secundario, sin importar cuánto inglés hayas usado desde pequeño.
La sensación
Hay un universo de opiniones sobre lo que realmente significa ser bilingüe. Idioma, personalidad y cultura están íntimamente entrelazados. Si no sientes esa conexión simbiótica entre ellos, tal vez no seas tan bilingüe después de todo. Por ejemplo, si has crecido hablando francés y castellano pero no sientes ningún lazo con Francia o estás desconectado de su cultura, humor o construcciones sociales, muy posiblemente no te sientas del todo cómodo como para considerarte “bilingüe”.
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La libertad
Si has crecido hablando varios idiomas, eres realmente bilingüe (o multilingüe), sin importar que te consideres como tal. Y nada te da tanta libertad lingüística como saber que puedes comunicarte perfectamente en más de un idioma. La flexibilidad cognitiva funciona en forma similar a la sinestesia. Aquellos que tienen esta última, suelen entremezclar los sentidos, como la vista y el oído. Ellos pueden por ejemplo experimentar tonos de música como si fueran distintos colores. Eso les da la libertad de tener una experiencia musical mucho más rica y estimulante, al menos en sentido figurado. Esto guarda bastante similitud con el bilingüismo.
Tal vez te haya sucedido que cuando no encuentras las palabras para expresarte en un idioma, usas tu conocimientos en el otro para encontrar la forma más exacta de comunicarte. Ejemplos de esto sería traducir literalmente frases o expresiones útiles de un idioma a otro porque expresan mejor tu punto de vista.
Las bases
Sin importar cuánto domines un idioma, los accidentes ocurren. Una palabra puede quedarte en la punta de la lengua, no recordarás cierta expresión popular o tendrás problemas al pasar de un idioma a otro. Sin embargo, es bueno que sepas dónde estás parado en el mundo del bilingüismo. Las bases son especialmente útiles para saludar, pedir indicaciones, saber qué hora es, poder contar y planificar tu día a día. Con esos conceptos básicos podrás enfrentar la posibilidad de, por ejemplo, vivir lejos de casa. Sin embargo, no alcanzarán para poder tener conversaciones complejas sobre política, religión u otro tema espinoso. Pero si puedes hacer eso, o expresar sarcasmos o chistes, inclusive mezclando idiomas, entonces usa tu bandera de “bilingüe” con orgullo. ¡No todos llegan ahí!
¿Qué significa para tí ser bilingüe? ¿Te consideras a tí mismo como tal?