Cómo aprender un idioma que no te gusta
Algunos expertos en idiomas creen que dominar un idioma que no te apasiona es una pérdida de tiempo. Si no te gusta el idioma, es menos probable que te motive no sólo a estudiarlo, sino también a ponerlo en práctica. Sin embargo, a veces la necesidad y urgencia de aprender un idioma pueden superar a tus ganas de aprenderlo. Y si estás leyendo esto, puede que estés luchando con ese problema ahora mismo. Si es el caso, ¡no estás sólo! Leé debajo para saber cómo hacer que tu curva de aprendizaje sea una batalla que puedas superar.
Sé creativo.
La mayor dificultad que tienes que enfrentar en esta situación es la desmotivación o posponer eternamente la práctica del idioma. La mejor forma de maniobrar este escollo es hacer el aprender ese idioma algo más entretenido e interesante. En vez de depender de libros de texto (que te pueden aburrir hasta el extremo y fortalecer tu desdén por el idioma), usa recursos en línea para que el proceso de aprendizaje sea menos acartonado.
Esto puede incluir encontrar un sitio de noticias acorde a tus gustos que te informe lo que está pasando en el mundo. También puedes encontrar música que te gusta, videos divertidos en YouTube o buscar a quién seguir en Twitter o Instagram. Estas opciones de entretenimiento te ofrecen pequeñas dosis del idioma que quieres. De esa forma, al ser breves y dentro de lo que te gusta, pueden motivarte más que los métodos “tradicionales”:
Ház amigos.
A mucha gente le molesta tener que aprender todo sobre un idioma, pero les atrae tener que usar un idioma. ¿Quién no se ha imaginado teniendo una conversación fluida en chino o hablando con un amigo en Brasil? Si aprender es lo que te desmotiva, ¡entonces salta directamente a tener un amigo para practicar! Busca un amigo por correspondencia o ve a sesiones de intercambio de idioma. Esta forma casual (y más divertida que los libros) ayuda a que mejores dentro de un ambiente controlado donde no te tienes que preocupar por hacer el ridículo. Además, si interactúas con nativos, aprenderás terminología más coloquial y cómo tocar varios temas distintos o de actualidad. Sin embargo, no olvides que un intercambio es beneficial para ambos, ¡por lo que trae preparados temas para hablar y poder ayudar a tu amigo con su español!
Busca un tutor.
Puede ser muy tentador pasar de pagarle a alguien para que te enseña un idioma, especialmente cuando no estás motivado. Pero en el fondo sabés que no llegarás tan lejos. Como con todas las cosas en la vida, obtienes lo que pagas. Así que es mejor pagar por un profesor que tiene experiencia, es flexible y está dispuesto a armar sus sesiones según tus necesidades. Un buen instructor puede hacer una diferencia fundamental al momento de adquirir un idioma. Además, siempre querrán saber cuál es tu objetivo en aprender el idioma nuevo. Luego de explicarlo, un buen tutor debería ser capaz de amoldarse y amoldar las sesiones a lo que tú necesites. ¡La mejor parte es que hasta pueden hacerlo divertido!
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Usa tus sentidos.
En vez de aburrir a tus sentidos con tarjetas de vocabulario, ¿que tal si le pones un poco de sabor? El problema de sentarse y estudiar sin parar un libro de gramática es que nada será realmente memorable y, por eso, lo puedes olvidar más rápido. Cuando realmente usas tus sentidos, la experiencia puede ser más agradable y fácil de recordar, ¡lo que se traduce es mayor perspicacia idiomática que no olvidarás! Usar tus sentidos así es increíblemente fácil: mira una película, escucha música o mira un programa de cocina en el idioma que quieres.
Todas estas son perfectas maneras de invertir no sólo en el idioma, sino también en su cultura, gente, actualidad, ¡y hasta sabores!
¿Os ha tocado aprender un idioma que no os gustaba? ¿Cómo lo lograron? ¡Dejaos debajo sus sugerencias y trucos!